El 29 de julio de 1888, el escolar Gabriel Urbina leyó un
Discurso en el teatro Politeama de Lima. El autor, Manuel González Prada y el
motivo la recolección de fondos para el rescate de las entonces provincias
cautivas Tacna y Arica.
Decía en uno de sus párrafos más profundos don Manuel:
"Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi
para dar una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta
que presenciamos tiene mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere
rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro.
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la
jeneración que se levanta es siempre acusadora i juez de la jeneración que
desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador
austero i taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero
retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con un
sello de indeleble ignominia.
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna
jeneración recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más
sagrados que cumplir, errores más graves que remediar ni venganzas más justas
que satisfacer."
Agregaba fulminante:
"Para ese gran día, que al fin llegará porque el
porvenir nos debe una victoria, fiemos sólo en la luz de nuestro cerebro i en
la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los tiempos en que unícamente el valor
decidía de los combates: hoi la guerra es un problema, la Ciencia resuelve la
ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional i la fe en los auxilios
sobrehumanos: la Tierra escarnece a los vencidos, i el Cielo no tiene rayos
para el verdugo.
En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con
los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus
flores de aroma deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles
nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes
a la obra!" Discurso en
el Politeama http://www.voltairenet.org/ Discurso-en-el-Politeama
¿Será capaz el presidente Humala de, elevándose por entre
resabios y mediocridades de una generación con traidores y fracasados,
dirigirse a quienes empuñarán en pocos lustros el mando de la Nación: a los
escolares, el próximo 10 de marzo?
¿Cuánto tiempo hace que un jefe de Estado no le habla,
con sinceridad prolija y responsabilidad magnífica a los más jóvenes de la
Patria?
La oportunidad es propicia para explicar cómo la historia
del Perú registra, por vez primera y sancionada en la Corte Interancional de
Justicia de La Haya, un avance en su lucha por la soberanía en el Mar de Grau y
cómo es que se aspira a que la reserva juvenil sepa construir sobre estos
nuevos edificios un futuro, la victoria que nos debía el porvenir del cual
hablaba González Prada, sostenible, con la vigencia del respeto y la dignidad
entre las naciones y con miras a la formación de una Comunidad Latinoamericana
de Naciones.
Los pueblos no se movilizan al compás de ayes y lamentos,
se yerguen sobre el orgullo juvenil impoluto que desconoce las torceduras y las
inmoralidades de políticos ladrones. Hay que sembrar en el amanecer de
promociones impecables la semilla de patriotismo, apego a la historia,
construcción de grandezas, que garanticen un Perú libre, justo y culto.
Los escolares son parte de esa nación activa a la que
nadie tiene en cuenta sino de forma mecánica y colateral. Cuando de ellos
depende no poco el empuje y el derrotero de las futuras empresas que tiene que
impulsar una Nación con gas, agua, biodiversidad generosa, 30 millones de
habitantes y una inteligencia que necesita ser despertada y puesta en
movimiento multidisciplinario. Y también son parte de la defensa soberana.
Tiene chance el presidente de ingresar no por inercia a
la historia, sino por entrega emotiva y racional, a la vez, de corazón y
pensamiento. El reto está planteado, las luchas tribales, inanes en que se
despedazan las fieras que se llaman políticos porque el uno le dice al otro
ratero y aquél responde ladrón, son de baja estofa, propia de enanos mentales,
amorfos huérfanos de cualquier visión de grandeza y de lealtad.
"¡Ojalá, señores, la lección dada hoi por los Colejios libres de Lima halle ejemplo en los más humildes
caseríos de la República! ¡Ojalá todas las frases repetidas en fiestas
semejantes no sean melifluas alocuciones destinadas a morir entre las paredes
de un teatro, sino rudos martillazos que retumben por todos los ámbitos del
país!", reiteró González Prada.
Es hora del Mensaje a la nueva generación.
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